El SEAT 1430 Sport puede ser considerado el primer automóvil producido en serie de diseño completamente español y fabricación exclusiva en nuestro país, dejando al margen al Seat 133 porque, aunque fue de diseño nacional, Fiat tomó varias decisiones durante su desarrollo.
Lo más sobresaliente del Sport es su línea, que aún hoy y no digamos entonces sigue suscitando la misma pregunta: ¿Qué coche es ése? En su tiempo, el ser diferente fue su mejor gancho comercial.
Aunque el esquema original fuese más redondeado, se trata de un automóvil donde se prodigan las líneas rectas, angulosas y decididas a contracorriente de las formas imperantes, con el objetivo de mostrar un aspecto agresivo y futurista. Por eso parece más moderno, aunque recordemos que es un modelo del segundo lustro de los setenta.
Si bien en un principio estaba pensado para un público muy limitado, el éxito sorprendió a la propia Seat. De aspecto original, atractivo y como hemos dicho con unas líneas de fuerte personalidad, fue enfocado como coche deportivo para gente joven de alto nivel adquisitivo y para personas de más edad que se pudiesen permitir el lujo de tenerlo. Conductores a los que también les atraía su representatividad, su matiz diferenciador, su distinción. Ateniéndonos a su elevado precio, entraba en la categoría de coche-capricho, y así mismo lo vendía la propia marca.
Además, fue un triunfo el poder exportarlo, sobre todo a Francia, Suiza, Holanda y Alemania. Ello exigió un claro esfuerzo en el acabado de cada unidad, dado que los potenciales compradores de dichos países no aceptaban cualquier cosa. En definitiva, un éxito basado en que no se podía catalogar como vehículo polivalente ni utilitario, sino para personas que buscaban algo diferente.
La potencia del motor 1430 permite brillantes aceleraciones y un comportamiento brioso. Setenta y siete caballos en un coche aerodinámico de peso tan bajo y carácter deportivo, vivaz y sin ninguna asistencia electrónica para dominarlo, no son ninguna tontería. Quien tiene entre las manos su volante debe pensar bien lo que hace antes de pisar a fondo.
En su lanzamiento fue criticado por las revistas especializadas porque no disponía de faros H4 de serie, por su rumorosidad mecánica, por su rueda de repuesto sin cubrir, por unos asientos muy bonitos pero que no sujetaban y que eran cortos de banqueta, por su escaso depósito de combustible, de 30 litros, que proporciona poca autonomía, y porque no disponía de cuentakilómetros parcial. Lo tildaban de demasiado caro, y si el precio hubiera sido más modesto, muchas de estas exigencias se hubieran pasado por alto.
La producción se iniciaba en INDUCAR, afincada en Terrassa. Posteriormente, las carrocerías se trasladaban desnudas sobre camiones, para ser ensambladas en la factoría SEAT de la Zona Franca de Barcelona.
1977 → 1.588 unidades
1978 → 4.267 Uds.
1979 → 1.856 Uds.
1980 → 1 Ud.
1981 → 1 Ud.
Actualmente del Sport 1430 no deben de quedar ni 200 ejemplares en todos los estados. En nivel de conservación 10, 100% original, no llegarán a la veintena como previsión más optimista.
Por todo esto resulta un clásico muy interesante para coleccionar y muy revalorizable a corto plazo.
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