El Ferrari más buscado sigue siendo el 250 GTO (1962-1964), del que se hicieron 36 unidades. Entre sus propietarios están el modisto Ralph Lauren, el propietario de la firma de maquinaria JCB sir Antony Bamford –que tiene dos–, el ex presidente de Microsoft, Jon Shirley, o el batería de Pink Floyd, Nick Mason.
El pasado 1 de junio un GTO de 1962 había sido vendido por 35 millones de dólares, lo que le convertiría en el automóvil más caro hasta la fecha. Según las mismas fuentes, el vendedor fue un holandés, y como comprador aparece Craig McCaw, cofundador de McCaw Cellular, empresa vendida a AT&T en 1993 por 11.500 millones de dólares. También recuerdan que un Testarossa de 1958 que ganó las 24 Horas de Le Mans en 1958 ha sido vendido recientemente por 25 millones de dólares. En todos los casos se trata de transacciones privadas, de modo que es difícil verificar las cifras. Tanto al vendedor como al comprador les interesa inflarlas.
El coche más caro vendido públicamente en subasta es un Ferrari 250 Testarossa de 1957, que alcanzó 11,66 millones de euros el año pasado. En mayo de 2010 el diario Wall Street Journal publicó que el Museo Mullin de Oxnard (California) habría pagado entre 30 y 40 millones de euros por un Bugatti 57 SC Atlantic de 1936.
Estas cifras mareantes no implican que cualquier Ferrari suponga una buena inversión. De hecho, los modelos de la gama actual se devalúan del mismo modo que lo haría un Toyota. Solo los modelos de producción limitada mejoran su cotización. Es el caso del F40 (1987), F50 (1995) o Enzo. Este último costaba 600.000 € cuando fue lanzado en 2002, sólo se hicieron 400 y ahora ronda el millón. Hay coches que costaban más de 30 millones de pesetas en 1996 (550 Maranello) y hoy se pueden encontrar por 50.000 €.
Ferrari Enzo |
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