miércoles, 25 de septiembre de 2013

Aquellos legendarios deportivos que nos hicieron soñar


Mientras Jaguar, Mercedes, Porsche y Lamborghini fabricaban algunos de sus modelos más legendarios en la Europa de posguerra, lo que le preocupaba al español medio de los años 50 era dar de comer a los suyos y, como mucho, que las monedas del bolsillo le dieran para el tranvía.



A la industria automovilística nacional se le habían pegado las sábanas durante años y cuando por fin despertó en los 60, lo hizo a base de licencias italianas de utilitarios. La televisión trajo la boda de Fabiola, pero también la necesidad imperiosa de comprar a plazos lavadoras, ollas express, pisos y, por supuesto, 'el' coche. Así que las cuatro ruedas seguían siendo todo un lujo. ¿Y los deportivos? Desde luego, no encajaban muy bien con el modesto objetivo de casi todos: trabajar y llevar a la familia de vacaciones.


Y luego estaba el cine, inagotable escaparate de modelos empeñado en asociar el automóvil con el éxito personal. Gracias a él, los españoles de la época comprendieron que un Ferrari era algo bueno, bonito y nada barato; que James Dean era un rebelde sin causa pero con un flamante Mercury del 49 (aunque su favorito era el Porsche 356); que James Bond era el rey de los ligues de casino gracias a los truquitos de su Aston Martin DB5; que para contratar a un pequeño ruiseñor como Joselito era indispensable engominarse
el pelo y conducir un deportivo italiano... Pero los mejores deportivos seguían siendo algo exótico.

Aston Martin DB5 descapotable

Habrá que dejar atrás la crisis del petróleo de 1973 para que los fabricantes no se limiten a las versiones racing de modelos consolidados (Seat 124 Sport Coupé, Renault Fuego, Ford Capri, Opel Manta...) y se decidan a 'engordar' motores y carrocerías también en España. Entrados los 80, nuestras carreteras se acostumbraron a ver auténticos deportivos (Porsche 911, Chevrolet Corvette, Mercedes SL), una tendencia que ha ido creciendo hasta hoy. Pero uno no termina de habituarse a ver estos deportivos por la calle.

Seat 124 Sport Coupé

Mi primer flechazo con un biplaza coupé tuvo lugar cuando sólo contaba cuatro años. Iba andando hacia la playa y me quedé prendado de un Lamborghini Miura de color amarillo.


Como mi capacidad financiera era nula, mis padres hicieron las gestiones oportunas para adquirirlo y custodiarlo hasta que fuera más mayor. Así fue como conseguí mi primer clásico... ¡a escala 1:18!.
 Hoy lo aparco en un lugar privilegiado de mi habitación y, cuando nadie me ve, lo hago rodar por el escritorio y meto el dedo por la ventana del conductor para poder girar el volante.


Nunca he visto uno de verdad, pero mientras espero el día de encontrármelo conduzco orgulloso mi Corsa del 83 por las carreteras de España formando parte de la escudería Levante Ras.




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